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El Boom de las Bebidas Funcionales en Argentina: ¿Moda, Oportunidad o Misión Imposible?


Slug Club Kombucha una bebida funcional Argentina tomandola con tu desayuno
Slug Club Kombucha flores de sauco our beauty queen.

Sobre las bebidas funcionales en Argentina — una opinión:

En medio de una ola global de tendencias de bienestar, Argentina comienza a sentir los primeros temblores de lo que podría ser un cambio prometedor en el mercado de bebidas sin alcohol: el auge de las bebidas funcionales en Argentina. Bebidas que prometen más que hidratación—formulaciones con adaptógenos, nootrópicos, hongos, botánicos y probióticos—están ganando terreno a nivel internacional. Y como productores de bebidas fermentadas naturales, no podemos evitar entusiasmarnos con las posibilidades de innovación en este espacio.

Pero el entusiasmo no es estrategia. Y el optimismo, aunque necesario, debe estar anclado en las realidades económicas, culturales e industriales de nuestro mercado local.


Inflación vs. Innovación

Aunque es fácil leer los informes de tendencias y sentirse motivado, hay que preguntarse: ¿cuánto del aumento actual en el consumo de bebidas enlatadas en Argentina se debe realmente al interés en el bienestar, y cuánto es una respuesta directa a la inflación? En tiempos de estrés económico—y en Argentina eso es permanente—el comportamiento del consumidor puede ser difícil de leer. ¿Una tendencia clara? El crecimiento en el consumo de agua de la canilla. Es gratis. Es estable. Es accesible. Por eso, cuando hablamos de bebidas funcionales, tenemos que recordar - son productos premium. Sin embargo, estamos intentando lanzarlas en un contexto donde ni siquiera existen en el mercado masivo opciones básicas como gaseosas naturales de fruta o opciónes con bajo contenido de azúcar. Un producto premium, en este contexto, se vuelve súper-premium.


BigCo y la ilusión de la elección

El mercado argentino de bebidas sigue estando abrumadoramente dominado por grandes corporaciones multinacionales — lo que me gusta llamar “BigCo”. En general, el consumidor se encuentra con una falsa elección entre dos extremos: las gaseosas tradicionales llenas de azúcar, o las opciones “light” cargadas de edulcorantes artificiales, conservantes y químicos — ugghhh.

Las bebidas funcionales no encajan en ninguno de estos espacios—y ese es precisamente el problema. Son productos desconocidos, de nicho y caros. Y aunque la conversación global sobre el azúcar es relevante, gran parte de la preocupación argentina sobre salud, calorías y peso está filtrada por décadas de gordofobia cultural heredada de los años 90, más que por una comprensión real de la salud metabólica. Esta mirada limita muchísimo el concepto de lo que podría ser una bebida “mejor”. Acá, la salud sigue estando más asociada al “diet” que a ingredientes reales y/o limpios.


¿Estamos saltándonos pasos?

Y acá aparece la tensión central: ¿cómo vamos a lanzar aguas gasificadas con cordyceps—o cualquier bebida hiperfuncional con adaptógenos—cuando todavía no logramos establecer un mercado confiable para una simple gaseosa de naranja natural, limpia, con azúcar real pero moderada? ¿Cómo hablar del paso diez cuando el paso tres ni siquiera está resuelto?

Como productores, la mayoría somos pequeños. No tenemos el poder de compra para acceder a ingredientes a escala, ni la capacidad de negociar buenos acuerdos de distribución. Competimos por el espacio en góndola contra gigantes con décadas de control de mercado y relaciones muy consolidadas. Los márgenes son ajustados. El consumidor, cauteloso. Y las bebidas funcionales—especialmente aquellas con ingredientes desconocidos como hongos medicinales—requieren una inversión importante en educación, narrativa y construcción de confianza.


¿Y ahora qué?

Nada de esto significa que no debamos innovar. Al contrario: tenemos que hacerlo. Pero necesitamos ser honestos sobre dónde estamos parados. La oportunidad no es simplemente copiar las tendencias globales, sino entender cómo adaptarlas a nuestra realidad. Eso implica:

  • Crear alternativas naturales, sabrosas y con ingredientes limpios como puerta de entrada hacia bebidas funcionales.

  • Construir infraestructura compartida para que productores pequeños puedan acceder a ingredientes de calidad a precios accesibles.

  • Desarrollar campañas educativas que expliquen qué significa realmente “salud” en el contexto argentino — sin limitarse a repetir narrativas importadas.

El camino no es lineal, y definitivamente no es fácil. Pero si queremos un panorama de bebidas que refleje bienestar, sustentabilidad y verdadera elección, tenemos que empezar desde donde estamos — no desde donde nos gustaría estar.

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¡IMPORTANTE!** Nuestras bebidas son productos vivos, por lo que requieren refrigeración constante para garantizar su calidad y seguridad. Temperatura de Almacenamiento: - Las bebidas deben almacenarse entre **2°C y 6°C**. Verifica regularmente la temperatura del refrigerador para asegurar que esté dentro del rango adecuado.

Producto Vivo: - Nuestras bebidas son fermentadas de manera natural y continúan evolucionando dentro del envase. Este proceso natural puede aumentar la presión dentro de las latas si no se mantienen a la temperatura recomendada. Si la presión interna crece demasiado, las latas podrían dañarse. Por eso es crucial mantener la cadena de frío en todo momento.

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