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Beneficios de los alimentos fermentados

Actualizado: 4 mar

La tendencia hacia los fermentos: encontrando lo popular en la salud.

A medida que los consumidores eligen estilos de vida más saludables e incorporan bebidas y alimentos que fortalezcan su sistema inmune, el mercado mundial de los fermentos continúa creciendo.


Posicionada como una de las protagonistas de ese sostenido ascenso, la kombucha está actualmente entre las bebidas fermentadas más vendidas en Estados Unidos, el mercado más dinámico en términos de innovación. ¿Cuáles son las razones de esa popularidad?


Los beneficios de los alimentos fermentados y nuevas elecciones


Si bien la fermentación de productos alimenticios es prehistórica (es el segundo método más antiguo de conservación de alimentos después del secado), el interés por las bebidas fermentadas crece a tasas exponenciales en todo el mundo desde hace casi una década.


La fermentación es el proceso mediante el que microorganismos producen alcoholes, dióxido de carbono y/o ácidos orgánicos, principalmente a partir de azúcares y en condiciones principalmente anaeróbicas, para la producción de energía.


Fuente: Fermented Foods, Health and the Gut Microbiome, Natasha K. Leeuwendaal, Catherine Stanton, Paul W. O’Toole and Tom P. Beresford.


En los últimos años, la tendencia está directamente vinculada, entre otros factores, con nueva evidencia respecto de los beneficios para la salud asociados con los fermentos, muchos de los cuales provienen de los probióticos. Además de reforzar el microbioma (la comunidad microbiana intestinal), consumir alimentos fermentados ayuda a entrenar al sistema inmunitario para que tolere y coopere con un microbioma diverso y beneficioso.


“Los alimentos fermentados son útiles porque ayudan a proporcionar un espectro de probióticos (microorganismos vivos cruciales para una buena digestión) que fomentan un microbioma vigoroso en el tracto digestivo que puede mantener a raya a los malos ‘actores’”, explica David S. Ludwig, profesor de nutrición en la Harvard T.H. Chan School of Public Health.


De la mano de esa evidencia y al tiempo que se consolida en las grandes urbes una alta prevalencia de trastornos digestivos, obesidad, diabetes y muchas otras enfermedades, los consumidores se han vuelto más conscientes de sus hábitos y preferencias alimentarias.


Así, liderada mayormente por la población joven que busca cuidar su salud, la demanda de alimentos y bebidas funcionales se consolida. Y más allá del renovado interés por la fermentación hogareña que trajo la pandemia y sus largos meses de cuarentena, son cada vez más las investigaciones científicas que demuestran que la incorporación de alimentos fermentados, así como de los probióticos, favorecen el desarrollo de un aparato digestivo saludable.


Una opción rica y funcional


Dentro de las bebidas fermentadas y gracias a que representa una buena fuente de probióticos, la kombucha gana popularidad en todo el mundo. Además de mejorar el sistema inmune y ayudar a promover la salud digestiva, tiene potentes propiedades antioxidantes, mayormente asociadas con su alto contenido de polifenoles, particularmente flavonoides.


Poco a poco, los consumidores no solo se enteran de los beneficios de tomar kombucha sino que también descubren que su particular sabor se erige como una alternativa a las gaseosas y bebidas azucaradas.


“Aunque la historia de la kombucha comercial es reciente, con poco más de 20 años, el tamaño del mercado y la variedad de productos están creciendo rápidamente. Frente a las gaseosas tradicionales que el consumidor puede elegir, la kombucha se considera una bebida alternativa con características funcionales junto con un propósito básico de hidratación”, advierten en un reciente estudio.



Entre febrero de 2019 y marzo de 2020, las búsquedas online de “kombucha” con fines medicinales aumentaron un 73% mes a mes.



Hasta hace cinco años, la Argentina era el principal consumidor de gaseosas del mundo, con un consumo estimado en 130 litros por persona por año. Actualmente los adultos en nuestro país consumen en promedio unos 85 litros de bebidas azucaradas por año y las estadísticas hablan de un crecimiento del consumo de bebidas sin azúcar en la región.


Con mayor información al alcance de la mano -derivada, por ejemplo, de la ley de etiquetado frontal-, volver a lo natural y artesanal también empuja el “tren kombuchero”, incluso en Argentina. La tendencia derivó, de hecho, en la incorporación del té de kombucha al Código Alimentario Argentino (CAA), a mediados de 2022.


A medida que se generaliza la evidencia científica sobre las propiedades benéficas para la salud, la popularidad de esta bebida fermentada se afianza no sólo a partir de la búsqueda individual de alternativas nutricionales, sino también del empuje de las comunidades que tejen los militantes de la fermentación.



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